“Muchas personas creen que
no son buenas ejerciendo su especialidad. Se engañan. Son buenísimas. Solo
necesitan aprender a tolerar la presión” (Pep Marí)
Hace dos años cunado estuve ayudando en
la concentración de la preselección catalana infantil masculina, tuve la
oportunidad de valorar hasta que punto la presión puede afectar en el
rendimiento de un jugador. Jugadores que juegan en buenos equipos, que tienen
buenos entrenadores se bloquean ante situaciones determinadas. Y digo esto por
que recuerdo que los entrenadores de la selección Ferran Peña y Jacob Raurell,
me contaban que jugadores muy buenos técnicamente, se ponían la camiseta de la
selección, y ante esta responsabilidad, eran incapaces de desarrollar sus argumentos como jugadores escogido, entre muchos, para ser seleccionados.
Como dice Pep Marí, no es
que sean malos jugadores o entrenadores,
son buenísimos, pero no saben tolerar esa presión que lleva consigo una
determinada responsabilidad. No han aprendido. Si nos fijamos hay grandes
deportistas que cuando compiten en ligas menores o torneos determinados, son
capaces de sacar todo su rendimiento, pero en la medida que son expuestos a una
situación de presión que comporte gran responsabilidad individual, no son
capaces de mostrar todos sus cualidades técnicas. En cambio a otros jugadores
esta misma presión les favorece y les motiva de tal manera que son capaces de brillar.
En las etapas de formación
deberíamos los entrenadores, y personas externas con influencia en el
deportista, a ver en el juego un divertimiento en si mismo. Pero claro, el juego en si mismo también es capaz de
generar respuestas negativas en cada uno y de diferente manera. La
autoexigencia, la auto responsabilidad puede generar un exceso de ansiedad. Es
evidente que puede haber factores genéticos, pero si estos se combinan con los
ambientales i familiares veremos que causa efectos muy negativos sobre el
deportista. Frases como: “No puedo defraudar al entrenador”, “Mi padre fue jugador
reconocido y quiero llegar a ser como él”. “Me obsesiono con ganar”, “Si no
hago canastas, mi padre dice que no se ve la labor como jugador”,y muchas mas
frases que habremos oído que condicionan al deportista, que ejercen una
presión.
Desde mi punto de vista, el
deporte el desarrollo competitivo en el deporte, exige por parte de los
entrenadores un tipo de entrenamiento invisible mas allá del técnico-táctico.
El entrenamiento mental. ¿Qué quiere decir eso?, Que los entrenadores debemos
estar preparados para ejercer una gestión del individuo y del grupo que supone
trabajar psicológicamente con los jugadores. Y pienso que muchos no están
preparados para ejercer este tipo de entrenamiento mental, que ahora si, es
evidente que es imprescindible, para no sólo unos buenos resultados deportivos,
sino por el bienestar del jugador/a.
No nos damos cuenta de la
gran influencia que tenemos con los deportistas en nuestros entrenamientos, y
el no saber distinguir ítems que nos están dando una información de que algo esta
sucediendo con este jugador y/o con este grupo.
Hubo una época en que había
solo entrenadores específicos del juego, después se incorporaron los
Preparadores físicos, por que vimos que necesitábamos específicamente un
profesional para poder complementar y adaptar los entrenamientos técnicos con
el estado físico del jugador.
Bien, creo que ahora los
clubs tiene que hacer un paso adelante y contratar un profesional de psicología
que oriente a los entrenadores a
trabajar sesiones también mentalmente, adecuándolas a las etapas de
competición, a los objetivos individuales y colectivos y a saber percibir e
identificar situaciones de vulnerabilidad mental, que pueda sufrir el jugador/a
o el grupo.
Las situaciones de estrés,
las situaciones de presión, de angustia, etc...que se viven en el equipo, no
pueden tratarse con un “vamos, anímate”. Lo siento pero eso no funciona así.
Las pautas de un profesional especializado son básicas para no torpedear la
sensibilidad del jugador y abordar la problemática con coherencia. De no ser
así, el jugador traspasara esa angustia
y esa presión a sus distintos hábitos como los estudios o los relacionales.
Se del escepticismo en
incorporar psicólogos deportivos cuando vemos que mayoritariamente equipos
profesionales, no tienen esa figura en sus staff técnico, y cuesta creer que no
sea así, pero me aventuro a decir que de aquí a un tiempo veremos como esta
tendencia cambia, por que el deporte cada vez el aspecto mental, tiene una
mayor influencia en el rendimiento del jugador. Los entrenadores ya no
mandamos, ni dirigimos...gestionamos, y eso implica muchas facetas diferentes, que han de ser realizadas por otros profesionales.
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