Una de mis últimas
reflexiones, es cómo puedo hacerlo para que este sentimiento que me genera el
baloncesto, lo pueda transmitir a mis jugadoras, y ellas, a su entorno.
“Sin emoción, no hay
aprendizaje posible” Y eso es precisamente lo que me gustaría contagiar. Si
claro, quieren jugar a baloncesto, les gusta el baloncesto, pero...¿Les genera
emoción?.
Es imposible la descripción de todas
las emociones, y evidentemente las hay positivas y negativas. Pero si les preguntase
a las jugadoras de formación que entreno en el Vedruna-Palamós, a la mayoría,
el baloncesto les genera felicidad, bienestar, satisfacción...Hacen una
actividad deportiva y lúdica, se ven con sus amigas, comparten un vestuario,
tienen vivencias de grupo importantes
para el desarrollo del proceso formativo... Hasta aquí, todos estaríamos bastante de acuerdo en que esto ocurre en casi la
totalidad de nuestros equipos. Y vamos a dejar de lado para otra
reflexión, los casos individuales donde
puedan generar emociones contrarias.
Pero la dificultad viene
cuando el baloncesto les exige un plus tanto a ellas como a su entorno familiar
y les obliga a salir de la zona de confort.
Para mi eso tiene que ver
con tener objetivos de mejora y ello significa implicación en el trabajo,
cambios de hábitos, modificación de la
metodología.
A mi este trabajo me
apasiona, me genera emociones positivas, como decía un entrenador amigo mío...”A
mi el baloncesto, me pone”. La dificultad es cuando tu quieres transmitir
eso, contagiarlo, y eso no llega por igual a todos. Cuando las
expectativas dentro del equipo también son diferentes. Te puedes encontrar
jugadoras que quieren desarrollar al máximo sus capacidades y quizás alguna
otra que su máximo objetivo es presencial. Aquí el entrenador va a tener
trabajo para transmitir eso al grupo y que este equipo adopte como conjunto,
una implicación máxima en el logro de objetivos.
Y ese trabajo que hay que
transmitir es:
-
Ilusión por trabajar en los entrenamientos.
-
Aumentar la capacidad de trabajo progresivamente
-
Normas de ejecución (Asistencia regular, puntualidad, actitudes,
vestimenta deportiva,
-
Que los padres tengan en cuenta que la asistencia al entrenamiento es
de importancia y que intenten establecer las otras actividades sociales,
familiares etc fuera del horario de trabajo de entrenamiento, siempre que sea
posible.
-
Que la mejora de la jugadora depende del entrenador y mucho mas de la
jugadora.
-
Crear y transmitir hábitos que ayuden a la concentración.
-
Minimizar las lesiones no invalidantes
Lo que si percibo en muchos
entrenadores es que la ilusión nos sobrepasa. Y lo hacemos hasta tal punto, que
somos capaces de poner en riesgo nuestro entorno por eso que sentimos, por lo
que yo llamo la pelota naranja.
Sólo espero que sepa
trasmitirles a las jugadoras toda esta experiencia vital interna, y que el
baloncesto les emocione. ESE ES MI OBJETIVO