"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2011/05/18

LAS PROMESAS A LOS JUGADORES DE FORMACIÓN



Cuando llega final de temporada, incluso antes, muchos equipos lanzan sus redes, para reclutar jugadores de formación para sus equipos inferiores.

Hay muchos padres que se encuentran perdidos ante estas propuestas y no saben qué hacer.
Escuchar de un coordinador o de un entrenador que tu hijo tiene grandes posibilidades “de llegar” a ser un buen jugador y que puede ser importante en una categoría alta, es el anzuelo que se tragan muchos progenitores.
Los clubs quieren ganar campeonatos de España, poner equipos en preferente o luchar por esas fases, y saben que necesitan buenos jugadores. Aquí en Catalunya hay muchísima competencia y los clubs se apresuran a conseguir lo más rápido posible jugadores para los “tres grandes” y otros a conseguir los descartados de los “tres grandes”.
Mi reflexión es que los padres tendrían que mirar por el equilibrio que supone el esfuerzo deportivo, con el esfuerzo de formación académica, y ante la duda declinarse hacia la formación no deportiva en la profesionalización de este.
Esto que desde fuera parece fácil y que todos los padres en cualquier charla te dicen que están totalmente de acuerdo, choca con una realidad. El concepto de la diferencia es lo que hace que algunos padres caigan en estas promesas. Es decir, pensar que su hijo puede ser diferente, que puede ser un jugador importante, que puede ser un referente, y que además pueda conseguir todo lo que conlleva esta situación: dinero, prestigio profesional, etc, es algo difícil de rehusar.
La reflexión hacia estos padres es la siguiente:

1. Pregúntense y infórmense de cuántos jugadores que ahora están en las categorías inferiores de estos equipos grandes, y menos grandes, acaban dedicándose profesionalmente a baloncesto.
2. Cuántos jugadores se han perdido ante estas promesas que nos dijeron y que además no acompañaron una buena formación académica.
3. Que miren cuántos de estos jugadores están por todo nuestro territorio malviviendo del baloncesto, y lo que es peor, sabiendo que tienen un punto y final que les marca la edad, y que no tienen donde agarrarse laboralmente para cuando dejen de jugar.
4. La formación académica acompañada de la mejor formación deportiva, es la clave del éxito personal, para conseguir los valores que queremos dar a nuestros hijos.
5. La naturalidad es la mejor forma de trabajar. Si un jugador es bueno, hay que dejar que fluya por sí solo. Los talentos no pasan inadvertidos. Que disfrute del baloncesto en punto muerto, sin ninguna marcha. La corriente vital es la mejor forma de llegar.
6. Los padres han de ser observadores. No es bueno que un jugador viva estresado entre estudios y baloncesto. Como en el punto anterior hay que dejar que desarrolle sus capacidades con normalidad en el club que el hijo/a se sienta a gusto, por que es allí, con sus amigos, donde verdaderamente forjará los valores de compromiso, de solidaridad, de trabajo en equipo y de respeto.


Por último mi pregunta va dirigida a los entrenadores: “qué es ser un buen jugador??”
No todo vale para fichar un jugador menor de edad. Engañar a los jugadores y a sus padres es relativamente fácil, por que en contrapartida, no se tiene ninguna responsabilidad...Es mejor hacer una reflexión y ver que este engaño no te ha aportado nada, ni como entrenador ni como coordinador, al contrario, sabes que quizás has colaborado en un fracaso que era anunciado.
La formación de equipos es algo más que fotos y nombres de los jugadores. En cada ficha que compone un equipo, hay una historia personal que hay que cuidar y respetar