"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2012/12/03

EL DESPRECIO EN CHICOS Y CHICAS DE FORMACIÓN...UN MAL DE NUESTRO BALONCESTO

Por mi profesión, siempre me ha preocupado el bienestar del niño/a. Por extensión en mi camino deportivo, me interesa todo lo que concierne a la integración del niño en el deporte, y mas aún en el baloncesto.
Este artículo esta dedicado a aquellos entrenadores y algunos padres que me han pedido mi opinión al respecto, en referencia a situaciones de incomodidad, por decirlo suavemente, que sufren algunos niños y adolescentes en las etapas formativas en sus respectivos equipos.

Estamos de acuerdo que coordinadores, entrenadores, y padres tienen puestas muchas esperanzas, en el equipo colectivamente y a los jugadores individualmente. Pero no es menos cierto que no todos los chicos o chicas tienen ni las mismas aptitudes, ni las mismas actitudes ni mentalmente su madurez es la misma. Cada jugador tiene su proceso como jugador, pero obviamente también con su socialización , su aprendizaje, sus aspectos cognitivos, etc.

Siempre me preocupa mas la persona desfavorecida, la de pocos recursos personales, que no los que todo lo hacen bien. Estos ya van solos y tienen aduladores constantes que refuerzan su ego.

1. ¿Qué pasa con esos jugadores que no tienen el mismo nivel que los demás componentes del equipo? Como viven ellos esta situación?.

2. ¿Qué pasa con esos padres que están en la grada mientras ven que su hijo no responde a las expectativas del grupo? Que sienten esos padres ante algunas criticas “en voz baja” (es decir aquellas que son de dominio público) que les vienen a decir que su hijo no tiene el nivel para estar en este equipo.

3. ¿Qué pasa con esos chicos y chicas que se ven despreciados, que se ven infravalorados, y que se ven marginados dentro del grupo?

Alguien alguna vez piensa en ellos? Estoy seguro que hay muchos entrenadores que si, pero quizás las circunstancias que rodean al equipo o al club en concreto, les empujen a actuar de una manera inconsciente en la dirección equivocada.
Antes de que alguien me pueda acusar de que quizás no entienda de esto, le puedo decir dos cosas. Profesionalmente puedo y debo hacer esta reflexión, y la segunda más importante es que yo fui un joven de esos.

Yo fui a parar a La Salle Bonanova en la etapa de júnior, con grandes jugadores como Freixenet, Collins, Sala, Dosaula, En aquella época era uno de los grandes equipos. Me acuerdo ahora mismo del campeonato júnior en León de 1979.

La gran ilusión que tenia al entrar al equipo se deshizo en pocas semanas. Yo era el peor jugador, era el que menos minutos jugaba, y aunque tuve mas o menos el respeto por parte de los jugadores, no lo tuve de un entrenador que se burlaba de mi situación deportiva. Ahora mismo recuerdo que hubo situaciones realmente esperpénticas..

Pienso muchas veces como sufrieron mis padres ante otros que no dudaban en hacer criticas de mi valía como jugador, en la grada, mientras ellos esperaban con ilusión que yo saliese algún minuto en el partido. Alguien se puede identificar con esa sensación???

Tuve la gran suerte de tener unos padres que me reforzaban positivamente y nunca se sintieron avergonzados de tener un hijo que “no diese la talla deportivamente”. Al contrario. Gracias a ellos supere un estado de salud de asma, valoré que los estudios eran esenciales, me inculcaron que los valores de compromiso, respeto y trabajo eran los mas importantes del deportista y persona. Y aprendí a hacer de entrenador siendo el jugador número 12 sin jugar ni un minuto en muchos partidos.

Sabia que NO tendría que hacer si algún día era entrenador.

Aprendí que los entrenadores hemos de hacer lo imposible para que estos jugadores se sientan integrados dentro del grupo.

Aprendí que hemos de reforzar positivamente a estos jugadores, porque también de nosotros depende que esta persona aprenda la capacidad de sobreponerse a estas situaciones. A superar la frustración y el desanimo.

Aprendí que a los primeros padres con los que hablaría seria con aquellos que sufren esta situación. Obviaría a los que llenan sus libretas apuntando puntos, a los que hacen cuentas de como quedar primeros, a los que...!!!que os voy a contar que ya no sepáis de ese tipo de padres.!!!

Aprendí que seria duro con los jugadores que no respetasen a jugadores que quizás no tengan el nivel deportivo, pero que seguramente tienen otras capacidades muy importantes que hay que valorar.

Cuando tengáis un equipo de formación mirad los ojos de esos chicos y chicas, mirad que sufrimiento transmiten, como a veces lloran sin que lo sepáis, como a veces son objeto de burla con vuestro consentimiento de indiferencia ante la situación, como prefieren ocultar este estado de ánimo para que sus padres no sufran (que capacidad tienen los niños para esconder su estado de ánimo, por que saben que los padres sufren ante estas situaciones). Como todos hablan de lo bien que lo hacen sus compañeros y nunca hay ninguna referencia positiva hacia ellos.

Actuad!!!, Debéis ser educadores de vuestros equipos. Los jugadores se acordaran de su etapa de formación, por los valores que adquirieron jugando en un equipo de baloncesto, asumiendo la alegría de la victoria como grupo y la frustración de la derrota como equipo. Valorando la amistad por encima de los resultados. Aprendiendo que el trabajo en grupo es mas operativo que la decisión individual. Resaltando que los valores del esfuerzo colectivo están por encima de los individuales, y aceptando que el compromiso de convivencia en un grupo es un valor que jamás, jamás, deberán olvidar



Ningún chico o chica debe sentirse desplazado en un grupo, en un equipo de baloncesto. Quienes tienen que sentir el desprecio son aquellos chicos y chicas que utilizan su valía como jugador para imponer sus valores individuales.



Estoy seguro, compañeros entrenadores, que saben de que hablo.