"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2013/10/15

EL EXCESO DE PROTECCION Y LA DESILUSIÓN DE FUTURO EN LOS JUGADORES JÓVENES.


Trabajar con jugadores jóvenes, y no estoy hablando del equipo que tengo la responsabilidad de llevar, el cadete preferente de la UESC, sino que quiero hacer extensible, conversaciones con entrenadores de formación y una sensación que tengo desde hace mucho tiempo, aun cuando entrenaba seniors y llegaban a mi “perlas” jóvenes por pulir.

Me gustaría que miren los equipos, observen los jugadores y sean capaces de saber, de intuir, que jóvenes entre 12 a 18 años sufren, y digo bien, un exceso de protección familiar, de club, de personas externas, etc.

Imaginen este jugador que visto desde fuera, en los entrenamientos, o haciendo una rueda de calentamiento antes de un partido, ven en él a un jugador con movimientos  plásticos, coordinado, con una planta envidiable, con maneras, intenso, concentrado, de estos jugadores que te enamoran al verlo, y tu mirada se dirige a él con esta sensación que estas ante un valor de futuro deportivo, siendo muy pretencioso.

Ahora imaginen que este jugador, durante el partido, falla cosas impropias para su talento, y que los fallos son deseables si, estoy hablando del exceso de error, se descentra con facilidad, vuelve la mirada constantemente a la grada, se pone excesivo nervioso, acaba haciendo faltas o generando situaciones negativas para el equipo.

Si ustedes ven esa imagen, dirijan la mirada a la grada i allí verán Los padres nerviosos, generalmente rodeados de hermanos, familiares, y amigos, etc . Todos pendientes de “la perla”.  Si observan bien podrán comprobar una comunicación continua, casi invisible entre ellos y el jugador. Ante el fallo del jugador hay una reacción en cadena...el jugador mira al entrenador, después mira hacia la grada como algo instintivo, buscando la respuesta de quien siempre le genera una alta expectativa, que él tiene miedo de no demostrar y defraudar.

Esta es la causa, el miedo a defraudar.

Son jugadores que sufren porque imaginan que será de su vida, si no son capaces de lograr lo que siempre oyen a su alrededor. Son jugadores con exceso de responsabilidad, donde el error no tiene margen, y ante el cual se bloquean, se paralizan y entran en una espiral que es de difícil solución. No podemos ni debemos aislar al jugador de su entrono, ni tampoco somos nadie como entrenadores, para hablar con el entorno que creen que están haciendo lo correcto.

Lo que debemos hacer los entrenadores es forzar el equilibrio. Eso quiere decir contrarrestar esta presión desde el banquillo, aumentando el refuerzo positivo. Si ya se lo que algunos entrenadores me dirán, pero yo os comento que nuestro trabajo no es lineal, yo os comento, que nuestro trabajo es siempre entrenar físico técnico/táctico y mental y que esta última parte tan olvidada, se convierte en esencial para el trabajo individual y de grupo.
No os equivoquéis, eso no va a modificar a corto plazo el rendimiento del jugador, pero le ayudara a relativizar las cosas en momentos complicados.

Pero dejadme que no sea muy optimista. Durante muchos años he sido entrenador senior, me han llegado perlas fracasadas en sus años de formación, estos mismos jugadores que debían ir a la Penya, al Barça, Manresa etc, que se tenían que comer el mundo y que estaban llamados a ser los relevos de los grandes jugadores. Acaban en tu equipo de EBA, Copa o lo que lleves, con esa continua sensación de fracaso. Ya no vienen ni los familiares, se encuentra solo, y con la sensación que el baloncesto ha sido el motivo de sus grandes frustraciones. Y aparecen ahí en un mundo cruel, competitivo, entre jugadores que nunca han creído que el baloncesto fuera su vida, pero que la han disfrutado al máximo, y les pasan la mano por la cara en mentalidad, efectividad y seguridad.

Mi pregunta es si esta sensación de fracaso la traspasan a otros ámbitos de su vida. Todo por no disfrutar del baloncesto, disfrutar de la amistad de sus compañeros, a la edad que tocaba .

Toca reflexión.