"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2017/06/20

LAS PIEDRAS Y LA ILUSIÓN

Iniciar un nuevo  camino de entrenador con un club, es una nueva “historia de amor”. Esperas poder ofrecer todo lo que se espera de ti, y lees en los ojos del equipo esa necesidad de agradarte en el primer instante. Es un proyecto nuevo, diferente al que habías tenido hasta ahora. Ni mejor ni peor, porque con el tiempo aprendes que  cada “amor” es distinto,  Y emotivamente cada uno te da cosas diferentes.
Lo primero que busco en un proyecto es ilusión. La ilusión, una esperanza que no tiene fundamentos y que se basa, en la visión subjetiva que proyectamos hacia alguien o alguna situación. Sin esa distorsión de la realidad, paradójicamente es difícil empezar un proyecto.
Nos movemos por sentimientos y la ilusión es la primera piedra que hay que poner para alcanzar algo.  Es el motor, y es la esperanza que nos autogeneramos. Eso me paso cuando conocí a la generación que llevaré la próxima temporada del CNS 2003 femenino. Sus ojos brillaban, eran la ilusión pura
Pero todos los principios tienen también sus dificultades. Tres jugadoras, buenas jugadoras, han apostado por ir hacia otro proyecto deportivo. No te lo esperas, porque esa ilusión crea distorsión ante una posible realidad. Lo que los entrenadores lo consideramos normal (aunque algunos se empeñen en querer convencer a las jugadoras que se queden), a las demás jugadoras les produce un estado de ánimo, que esa ilusión del principio parece no neutralizar. El grupo se rompe, se descompone momentáneamente, porque és en ese momento, cuando las imágenes que durante temporadas este equipo ha ido fabricando, salen a relucir y se magnifican de tal manera que parece que nada será igual.
A los alumnos les digo que en los cursos de entrenador hay poca materia donde se enseñe a trabajar la gestión de los conflictos, de las “pérdidas”. En este momento la situación del Coach es determinante. Ante esas situaciones hay entrenadores que pueden ver peligrar su balanza de victorias/derrotas, otros entran en la espiral del desánimo, porque desde que  ficharon, la realidad (esta maldita situación que hemos de valorar como presente y que no asegura nada en el futuro) se se ha distorsionado. Es cierto, sí. Pero las jugadoras son en ese momento, como otros en la temporada, donde tienen que ver actuar a su entrenador. Eso sí, empiezas muy pronto a tener que gestionar, pero tarde o temprano te va a tocar hacer tu trabajo de vestuario.
Lo segundo que busco es la capacidad de mejora mental del grupo. Es básico evaluar el “hambre” de las jugadoras y su capacidad para la mejora. Hemos de ver que capacidades técnicas i tácticas tienen, y también si su mentalidad es la adecuada para afrontar el reto. Pueden tener la ilusión y la capacidad técnica para jugar, pero si no tienen fortaleza mental, no vas a conseguir los objetivos que te has planteado. Y como el físico, como el técnico y como el táctico, eso también se entrena. El cómo no es ningún secreto. Aprender a aguantar las situaciones de presión que significa el cansancio. Conseguir que el hábito de este trabajo sea siempre constante. No dar excesivas concesiones delante de “la queja”, y mantener tu línea de trabajo hasta el final, y no cambiarla en función de los resultados, esto último es esencial para tu credibilidad delante del grupo.
Hay otro aspecto fundamental en ese trabajo de la capacidad mental, y es la de rebajar la sobreprotección que algunos padres ejercen sobre las niñas. Y si me permitís un consejo…Ese padre que presume de ser duro y le gusta que tú lo seas con las chicas, y que normalmente es el más hooligan de tu trabajo, cuando aprietes a su hija, cuando focalices con ella (como habrás de hacerlo con todas), será el primero en quejarse que no sabes llevar al grupo. Que quiere decir eso: Que en el fondo todos son padres!!!
Lo tercero que busco, cada vez con más convencimiento, a veces no lo consigo suficiente,  es intentar hablar poco hacia el exterior. Los altavoces son muy altos y se distorsiona mucho la voz. Eso quiere decir que cada vez que decimos algo, tiene repercusión ya sea negativa o positiva, pero las palabras se sacan de contexto, y es mejor no dar mucho tu opinión. Los sentimientos que tú quieres exportar con tus palabras, no siempre llegan al destinatario como tu querrías, y es fácil que el “boomerang” vuelva con fuerza y castigue tu credibilidad y con ello tu confianza.
No hay receta mágica… Hay honestidad, hay constancia, hay seriedad en el trabajo. Y aun así, nos equivocamos. Que no sea por falta de rigor, sino por las circunstancias que conlleva una responsabilidad, donde casi siempre, el marcador está por encima de tu labor…Sino ¿Porqué  casi siempre se elige como mejor entrenador a los que han ganado un campeonato??