Oigo un pitido, aplausos,
un sábado por la mañana, en un lugar cualquiera...Entro, partido de minis y
observo.
Dos equipos, dos
entrenadores, un arbitro y veinticuatro
jugadores.
Me pongo en una esquina y
observo a los entrenadores. En un lado un entrenador que habla con los
jugadores, motivación constante y correcciones puntuales, aun con el juego en
vivo. No hay posiciones, todos ocupan espacios. Otro muy diferente, indicando a los jugadores.. ”pasa, corre,
tira, corta...” mil órdenes, mucha dirección, los mas altos al lado del aro
para que hagan canasta fácil, los pequeños corriendo.
En el otro lado observo
valores importantes, jugadores que hacen falta y piden disculpas, en el otro
lado jugadores que no aceptan disculpas...no han podido hacer los dos puntos
que son lo mas importante para su entrenador. o ellos, ahora así lo piensan. En
un lado ayudan a levantarse a un jugador contrario, en el otro van a defender
rápido, no quieren que les hagan canasta.
Estos últimos ganan siete
de los ocho tiempos establecidos. Los padres contentos, el entrenador con una
sonrisa de complicidad con el mismo, visto
su trabajo ya que han ganado, en minis en una de los 70 grupos establecidos,
de los 300 partidos jugados esta misma mañana (por decir algo) en Catalunya.
Seguramente saldrá en la portada de Mundo deportivo, Sport, etc...o en la web
del club.
Entre medio, un arbitro, joven, sin ganas (total son
minis), andando, no hay pedagogía del arbitraje, no habla con los jugadores ni
con entrenadores. Marca las situaciones desde muy lejos, no utiliza un criterio
uniforme, los jugadores se lo miran y sus caras denotan dudas....
Él no tiene ninguna de su
trabajo...Lástima.
Al lado los padres. Quejas
del arbitraje. Los padres de los niños ganadores contentos aplaudiendo por que
ven que sus hijos hacen canastas y ganan con relativa facilidad. Al otro lado
padres desencantados. Sus hijos no hacen las mismas canastas. “El entrenador no
hace jugadas y así no podemos ganar”, los jugadores están decepcionados.. Han
perdido.
Salgo del pabellón...Y
pienso en la decepción de los jugadores que es la misma que la mía después de
“observar” lo que vi....
Es cierto que hay muchos
equipos, muchos jugadores, entrenadores y árbitros, y que el baloncesto esta
vivo. Pero no hacemos pasos como entrenadores para inculcar los verdaderos
valores, del deporte colectivo, ni como árbitros para hacer pedagogía con su
presencia en la cancha y la gran responsabilidad que tienen, ni como padres
para valorar a estos entrenadores que
dedican horas, sueños, y ilusiones en entrenar para generar educación y no
victorias.
En minis dejen la victoria
en casa y salgan a pasear la diversión, ...Jodido
marcador!!!!