"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2015/05/25

CUANDO LOS RESULTADOS NO LO SON TODO


Es difícil entrar en la cabeza de un entrenador. Muchos piensan que sus gestos, sus miradas son suficientes para interpretarle, pero los que somos entrenadores sabemos que dentro nuestro, se entremezclan muchas cosas que hacen que tomemos decisiones, que desde el exterior son complejas de interpretar y mas que eso, pueden no entenderse.

Tener malos resultados casi siempre te abocan al fracaso. A un entrenador normalmente se le juzga por eso, aunque es verdad (y me alegro) de que haya excepciones en muchos clubes, apostando por un modelo, un estilo, un trabajo en definitiva, que se mueva mas allá de los valores de ganar o perder.

Pero cuando un entrenador hace un resultado correcto, cuando se siente bien por el trabajo numérico realizado, se da por hecho que la renovación será efectiva por parte de la directiva del club, y por parte del mismo entrenador. Si una de éstas dos variantes no hace ese camino, se malinterpreta, o no se entiende.

Dejar un club, renunciar a una propuesta de un club, al que llevas en el corazón, decidir que has de irte y dejar un staff técnico sobresaliente, un presidente que es amigo personal, una junta que te ha apoyado en los momentos difíciles y unos jugadores que has convivido nueve meses y que has hecho tuyos, es fácil preveer que la mayoría no podrán comprender el alcance de esta decisión.

Ser entrenador, por mucho que algunos quieran minimizarla, no es una tarea fácil. Se mueven muchos intangibles. Y en mi caso en la UEMataró así ha sido. No ha sido fácil porque  la UEM es un club con historia, y esa historia (como decía un amigo entrenador) ha sido tan grande en el baloncesto nacional y de la ciudad, que conlleva un peso continuo. Un peso invisible, pero con cabezas visibles.
Ha sido un año complicado, pero me siento “groc”, no he de negarlo, y este sentimiento nunca se me ha permitido llevarlo con alegría, con la confianza que humildemente creo que merecía, aunque no soy de  Mataró, ni vivo en esta ciudad, ni formo parte de...

Mi incapacidad de gestión de este entorno, es tan importante como la capacidad de trabajo que se ha realizado por parte de todos. Pero yo como Joan González, si necesito esta otra parte para sentirme recompensado en mi labor como entrenador. Soy un romántico del baloncesto, valoro las relaciones personales, y no sirve de nada entrenar y llevar un equipo si cuando miras al frente, ves las espaldas.

Las sombras de este club son alargadas, ni yo ni nadie las va a cambiar por que forman parte del paisaje. Y no tengo la sensación de dar satisfacción a quien no ha respetado mi trabajo, o no me ha querido nunca, ante esta decisión. Al contrario, estoy contento conmigo mismo, porque a pesar de todo, a pesar de dejar un club al que quiero y le deseo lo mejor, una vez mas sigo siendo honesto conmigo y con el baloncesto, tomando la decisión con la cabeza y no con el corazón, aunque eso si, con la tristeza de ver que la pelota naranja, que tanto persigo, tiene poco que ver en eso

Un abrazo al presidente y amigo  Joan Ventura y a su junta, a Romero por sus “pizzas”, a Oscar Jordá, a Marc Batlle, a Patxi, por su lealtad, a todos los jugadores del senior A, que tanto han luchado,  a aquellos  jugadores del B que nos han ayudado, a jugadores del júnior, a la familia Castellvi por su fidelidad, a los niños y niñas de este club por su sonrisa y ánimos constantes, al Sr. Puig por apreciarme tanto y por sus consejos. A los conserjes del Palau Mora, por hacerme la vida fácil en los entrenamientos.

Si claro, me dejo a alguien...Solo faltaría!!!

Hasta siempre familia de la UEM.