"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2013/03/11

LOS SECRETOS DE VESTUARIO





A raíz de lo que le ha pasado a C. Cabezas en Vitoria, y su salida del club por presuntamente, haber filtrado información del vestuario al exterior, me ha hecho reflexionar sobre ello.
No se lo que ha pasado con este jugador, Si sabemos que lo que allí ocurre, nunca tendría que salir de las paredes.

Desgraciadamente este código se incumple con demasiada frecuencia. En un artículo anterior instaba a los jugadores y técnicos a experimentar lo que significa en toda su extensión la palabra “oler” un vestuario. En el santuario de los deportistas se respiran muchas cosas, se viven momentos muy buenos y muy malos. Son momentos, momentazos, como diría un amigo mío (Tito Ferrer) que marcan una trayectoria profesional y personal.
Cuantas barbaridades se han dicho y/o hecho en un vestuario, que sacadas de contexto serian imperdonables e incomprensibles...Cuantas emociones se han vivido que también sacadas de contexto , seguramente no serian comprendidas. Los vestuarios unen y desunen, pero a largo recorrido su siempre se engancha a ti y no te deja escapar de su pasado, que siempre se convierte en un presente distorsionado y sobredimensionado por la fuerza que tuvo en nosotros

La vida de los entrenadores y jugadores esta hecha de pista y vestuario. En pista mostramos todo lo bueno que podemos después de duros entrenamientos. Queremos mostrar nuestra riqueza técnica y táctica y en el parquet pisan zapatillas, que dejan huella en el piso por su virtuosidad. Las pulsaciones, los sudores, las protestas...todo queda allí. Por eso cuando hablamos de pistas con historia, nos referimos precisamente a eso...

En el vestuario mostramos también nuestro lado humano, a veces nuestras emociones más intimas, nuestros miedos, nuestras alegrías y iras y también porque no decirlo, nuestras “miserias”.
De ahí el secretismo de un vestuario. Allí realmente estamos desnudos, ante los demás y también ante nosotros mismos . A fuerza de cambiarnos, de ducharnos, de vivir todo en él, somos vulnerables.
Pero esa vulnerabilidad es asumida y guardada en él, esos momentos “oscuros” son herméticamente sellados por el bien de todos. Ni directivos, ni publico y seguramente familiares íntimos no sabrán muchas cosas que en los vestuarios han sucedido. Y quizás mejor que no lo sepan Sencillamente son cosas que pasaron y se quedaron ahí.

¿Quién es alguien para romper esta norma? Nadie debe romper esa norma no escrita, pero aún así, sigue habiendo gente capaz de transgredir y airear aspectos que después pueden tener consecuencias irreparables . Al final nunca sabes quien ha sido, pero la realidad es que cuando la pared de un vestuario transpira, el vapor sale y la humedad se instala en el suelo y acabas resbalando.

Dicen que el tiempo pone a todos en su sitio. Estoy en desacuerdo con ello. Los espacios hacen alargar el tiempo y la memoria se pierde. El daño que se ha hecho, no es proporcional a lo que el tiempo te devuelve. Y si no, mirad cuantas injusticias sociales al cabo del tiempo les han dado la razón, pero como han quedado los perjudicados por ello.
Si un jugador, un entrenador, un ayudante, un delegado, etc...es capaz de hacer eso con una norma no escrita, que quiere decir que es asumida como una ley emocional...que no harán con las normas escritas, muchas de ellas no interiorizadas como tales.

Han tenido su momento de gloria, si, pero nunca tendrán el reconocimiento de las paredes de los que un día hicieron uso, y no podrán “oler” el vestuario como los que si siempre han respetado, el “santuario” deportivo por excelencia. Eso... ni el tiempo se lo devolverá.