"Si dejas de aprender, dejas de enseñar" (Joan González)

2016/01/18

CUANDO VIENE LA TORMENTA






Cuando las cosas no  funcionan, no soy de los que se esconden. En mis redes sociales expongo los buenos y los malos momentos, por que la vida es  eso. No se entiende una cosa sin la otra, el ying y el yang, donde todo esta en movimiento constante, y donde el negro no es tan negro ni el blanco tan blanco.

Los entrenadores prevemos  las tormentas. Los nubarrones con lluvia, el viento y el frío que se aproxima, los intuyes,  aunque la naturaleza se impone y nunca puedes saber el alcance que tendrá en tu equipo y su  repercusión.

Algunos amigos me llaman para darme ánimos y lo agradezco infinitamente, aunque los que entrenamos sabemos que las soluciones pasan básicamente por lo que tu puedes controlar, que es muy poco o mucho según se mire. Es cierto que en 29 años entrenando no había experimentado una situación similar. Y no estoy hablando de las crisis que muchos equipos tienen durante la temporada y que forman parte del camino que ha de recorrer un grupo diez meses. Estoy hablando de un conjunto de situaciones negativas en forma de lesiones, bajas etc. que se instalan como un nubarrón negro encima de tu equipo. Así es que te empiezas mojando, y  acabas empapado y sin nada para secarte, teniendo la percepción de estar instalado ahí, dando vueltas como una peonza, en un vaivén de sensaciones del que no consigues salir.

Así es que he pensado en mi amigo “Joan”, un delegado que  tuve y al que me une una buena amistad.


Joan, que tenia una empresa grande, me contaba que de tener a muchos trabajadores en su empresa, paso a no tener ninguno y estar arruinado. Se quedo a “0”. Peor aún. Con deudas. Cuando le pregunte como había salido de esta situación me dio una explicación, que entendí que es tener fe, que es sacar energía de donde no la hay. Me decía que un día llego a su empresa. Todo estaba desmantelado, no había ni una máquina, todo era un solar. Tan solo había un teléfono, unos cartones y alguna que otra herramienta. Imaginaros esta situación. Le pregunté que hizo al ver esta imagen. El me contesto: “Joan cuando estaba ahí en la empresa sonó el teléfono. Era una señora que quería que le arreglase una persiana, así que yo le dije que ahora mismo iba. Me hice una caja de con unos cartones, le puse dentro cuatro herramientas que quedaban por el solar (y cuatro era en sentido literal) y fui a arreglar la persiana de esa señora. Y seguí recuperándome hasta hoy”. Sólo la imagen ya hace daño cuando la trasladas a la realidad.

Pensando en él, he visto que no todo depende de ti, pero lo que tu puedes hacer, lo que tu puedes aportar, lo que tu puedes controlar, debes hacerlo, debes intentarlo, debes vaciarte hasta el final.

No puedes pedirle a alguien que haga su trabajo, o si puedes, pero la responsabilidad individual es de cada uno, puedes exigir trabajo, motivación y todo lo que tu creas, pero al final es la persona, el individuo como tal que debe ser conciente de que puede aportar ella, no solo para el grupo, sino por valor personal, por dignidad, por autoestima...Lo otro viene después.
Perder partidos no es una tragedia. No clasificarse no es una tragedia. Jugar mal no es una tragedia.  Al fin y al cabo la competición deportiva si que no es previsible. Uno debe disfrutar del camino, encontrar motivación para el entrenamiento diario, la mejora constante. Si encuentras placer en eso, lo demás tiene una importancia relativa.

Hay que buscar el placer en lo que haces, y no hacer algo para tener placer.

La tormenta ha llegado y parece que se ha instalado unos días., habrá que bailar con ella hasta que encuentre otra pareja.

Como dice mi hermano: El secreto de la serenidad es cooperar incondicionalmente con lo inevitable.

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