Muchas
son las veces, que hemos oído que los entrenadores somos especiales, que con el
tiempo nos hacemos solitarios, y nos paseamos por la burbuja que nos hemos
construido, como si lo exterior no estuviera relevancia para nosotros, o lo que
es peor, muchas veces pensar que este mundo individualizado que nos hemos hecho
a medida, es realmente lo único que importa.
A
algunos entrenadores ya les ha ido muy bien esta burbuja, forjando este
carácter “especial”, que al final incluso ha servido como salvoconducto de
excelente entrenador frente a los del resto de la profesión (por llamarlo de
algún modo).
Este estereotipo que algunos practican y se esfuerzan en que se visualice, es una "postura" que ha hecho y hace mucho daño al resto d entrenadores.
Hacerse
el antipático, mantener una compostura áspera, esforzarse en dar una imagen de
dureza mental, no intercambiar saludos
con entrenadores, que según ellos, no están a la altura de sus cualidades, son
algunos de los “tics” que son frecuentes entre este tipo de entrenadores.
Son
estos entrenadores que creen estar por encima del bien y del mal. Son estos
entrenadores que se extrañan y te miran como un marciano, cuando les dices (y yo lo acentúo más cuando los
encuentro) que no vas a ver un partido y te vas con tu pareja al cine, o que te
vas a la playa a pasear o a hacer otras actividades, que también te llenan esa
botella que tienen el espíritu y que hay que alimentar constantemente. Son estos
entrenadores que su única prioridad es el baloncesto, y seria importante
profundizar si detrás de esto tienen alguna área de interés o una vida personal
satisfactoria.
Son
estos entrenadores que tienen una ficha individualizada de todos los jugadores
de Catalunya, como si fuera una virtud, y no saben que al lado de su casa hay
una manifestación por la malnutrición de la infancia en nuestro país por poner
un ejemplo, o que un amigo suyo, seguramente entrenador, lo esta pasando mal y
no le dedica una parte de su tiempo en escucharle y ayudarle su fuera
necesario, por poner otro ejemplo.
Detrás
de este egoísmo, por que a eso se le llama egocentrismo, sólo se esconde un
objetivo. Trepar lo máximo posible, buscando la gloria personal y un
reconocimiento ficticio, de quien piensa que estar 24horas conectado al
baloncesto, le servirá para ser considerado el mejor entrenador del mundo
mundial.
Siempre
digo que me gusta seguir la pelota naranja, pero siempre imagino esta pelota rodeado
de un universo amplio. Esta pelota naranja, efectivamente, es un punto visual
muy fuerte en mi mundo, pero no lo suficiente como para eclipsar a aquellas
personas que quiero, a aquellos amigos que valoro, y a aquellos paisajes que
son mi referencia. Entiendo el baloncesto como una forma de vida que me ha
enseñado muchas cosas y sigue aportándome muchas mas, pero siempre con la
perspectiva de que es un medio y no un fin.
Los
entrenadores deberíamos reflexionar, si vale la pena positivar entre nosotros
esta imagen de que un buen entrenador ha de ser “raro”, por otra en que podamos
relacionarnos con naturalidad, sin renunciar a la profesionalidad de
perseguir las buenas practicas como
entrenador.
Ser
entrenador no es un mérito. Ser entrenador es exportar a tus jugadores muchas
cosas, que a través del baloncesto se visualizan en la vida, y éstas no
podrás enseñarlas con globalidad , si tu mundo es tan pequeño y limitado.
Do not worry, to be natural
Com dius tu
ResponEliminaEL BÀSQUET ÉS EL MÉS IMPORTANT DE LES COSES POC IMPORTANTS (Joan González)
Però si que hi ha coses més importants que el bàsquet. Com dius tu, un amic que ho passa malament, una manifstació en contra la desnutrició infantil, ...
Gràcies Xavier. Sento tardar tan en la resposta, he tingut problemes tècnics amb la recepció dels missatges.
EliminaUna abraçada.